jueves, 22 de diciembre de 2011

Nudo Gordiano y Alejandro Magno


Gordio era un labrador que vivía cerca de Frigia, en la antigua Persia, su única posesión era un carro tirado por bueyes. 

Un día acudía con su carro a realizar una consulta al oráculo, puesto que se le había posado un águila en la yunta de bueyes y deseaba saber qué auguraba dicho acontecimiento. 

Por otro lado, falleció el rey de Frigia sin descendencia y el reino estaba al borde de una guerra civil, por lo que el oráculo de Sabazios dictaminó a los nobles de la cuidad que nombraran rey al primer hombre que entrara en Frigia montado en una carreta tirada por bueyes. Cuando Gordio llegó a Frigia ya le esperaba una gran multitud, coronándole rey.

En agradecimiento a Zeus, llevó a su templo el yugo de la yunta de de bueyes. Pero lo ató con un nudo casi imposible de soltar. Los extremos de la cuerda no quedaban a la vista, por lo que resultaba imposible. Gordio que era un hombre inteligente y sabía la importancia que tenía para los soldados de la época los presagios y los augurios, dictaminó una profecía “Solo aquel que sea capaz de soltar este nudo podrá conquistar Persia”. Así mantuvo en paz su reino.

Años después Alejandro Magno, que soñaba con ampliar su imperio hasta los confines del mundo, conquistó Frigia y se enfrentó a la profecía del Nudo Gordiano. Su ejército no se lanzaría en una empresa sin el consentimiento de los dioses. Tras muchos intentos de soltar el yugo, siendo sus esfuerzos en vano, se detuvo un momento, pensó, desenfundó su espada y de un corte liberó el yugo, exclamando “Es lo mismo soltarlo que cortarlo”. Esa noche se desató una tormenta eléctrica y Alejandro lo interpretó, y así se lo hizo saber a su ejército, como una señal de Zeus, de aprobación de su solución. Alejandro Magno conquistó, Persia.

Interpretación: 

Lo primero que me llama la atención de este mito, y voy a intentar seguir el orden de la descripción, es: La importancia del pensamiento colectivo, lo que se inculca en la conciencia de un grupo de personas, la capacidad que tiene de frenar o lanzar una empresa. Las convicciones en ocasiones irracionales nos llevan a inmovilizarnos. Cuántas veces, por ideas que no están contrastadas (qué narices tendrá que ver soltar un nudo con conquistar un imperio) nos quedamos quietos, nos centramos en una dificultad que nos frena y el único freno que tenemos en realidad es nuestro propio pensamiento. 

Gordio era un hombre inteligente y jugaba con ese factor para tener quieto a su pueblo, a los nobles y a sus enemigos.  ¿Qué te recuerda, ese comportamiento? ¿Cuántas personas a lo largo de la vida te has encontrado que han vaticinado un fracaso, por no ser capaz de realizar una acción concreta y han conseguido frenarnos e incluso hemos introyectado ese veredicto?

Al final se le acaba otorgando el poder, la capacidad de marcar qué puede o qué no puede ser y ese poder se lo damos nosotros. Me resulta cruel, de hecho me resulta más violento que el acto de Alejandro Magno. Me parece de una violencia más dura, más grave, más premeditada, incluso maquiavélica.

Este mito ha sido interpretado por muchísimas personas, Fernando el Católico, Cervantes, etc … hasta la actualidad, cada uno ha dado su versión. No ha dejado indiferente a nadie la solución de Alejandro.

A mí no me resulta una solución vil, ni fácil, me parece una solución valiente. Hay que situarse en aquella época en donde ir contra la voluntad  de un dios podía significar caer fulminado por un rayo al instante. Es una solución que afronta los miedos, que sopesa los riesgos y lucha por sus objetivos. Sabe que es un riesgo alto usar un arma dentro del templo del padre de los dioses. Pero Alejandro es consciente de que o sobrepasa esos temores o nunca avanzará más allá de Frigia, más allá de lo que llegaron sus antepasados. No hubiera pasado a la historia, como el gran Alejandro, hubiera sido un rey más.

Alejandro lucho por sus sueños, deseaba conquistar Asia, se enfrentó al desafío de poder perderlo todo en un golpe de suerte, o ganarlo todo. Hace falta mucha determinación para tomar esa decisión, para hacer lo que nadie antes había hecho.

En la actualidad nos enfrentamos a nudos gordianos a diario, a profecías que nos quieren marcar por donde es el camino a seguir. A mí lo primero que me ha venido a la cabeza es “si no estudias…”, “si no vas a la moda…”, “si no triunfas…”, “si no tienes pareja…”, “si no tienes una capacidad económica…”, “si no compras un piso…” y para las mujeres aún es más serio el tema, desde la moda, la anti-arruga, el gimnasio, el ser madre, trabajadora, etc, etc.

¿Quién marca lo que hay que tener o ser para ser feliz? Es importante revisar qué “Nudos Gordianos” existen en mi vida, cuáles quiero aceptar, porque algunos de ellos no me quiero deshacer y  cuales me oprimen. Puedo hacer algo para darles un tajo y desatarlos. A veces descubres que ir contra lo que se cree que desean los dioses es realmente bendecido por ellos. Por lo menos te hace más libre.

A quien va dirigido:

Veamos, a quién no va dirigido, sería la pregunta más adecuada en este caso. Creo que el mito del Nudo Gordiano ha sido tan interpretado y tan discutido porque no deja indiferente a nadie, porque todo el mundo ha sido capaz de verse reflejado en alguna parte.

         Desde poder despreciar la solución de Alejandro como hace Norberto Bobbio, quien afirma que “para deshacer nudos, hace falta inteligencia; para cortarlos, basta una espada”. Hasta quien ha visto en la solución una salida liberadora y tajante como Fernando el Católico. 

         Cada uno de vosotros tendrá que valorar y sentir que le dice a él este mito. Sin dejarse llevar por mis interpretaciones o las de otros muchos que existen en la red.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Mito de Tetis y Aquiles

Se dice que Tetis era una diosa y como tal inmortal. Como la mayoría de las diosas muy bella. En una ocasión se comenta que fue cortejada por Poseidón e incluso por el mismísimo Zeus. Pero un oráculo había dictado, que el hijo que engendre Tetis, sería más poderoso que su padre, por lo que ambos dioses se abstuvieron y permitieron a un mortal que la sedujera.

Tetis no deseaba esta unión, puesto que los hijos que diera a luz serían mortales. Contrajo matrimonio y tuvo varios hijos. Se obsesionó con esta idea y deseaba con todas sus fuerzas convertirlos en inmortales. Recién nacidos los quemaba con fuego, con el fin de hacerlos inmortales. Sus hijos fallecían uno detrás de otro. Ninguno conseguía sobrevivir. Cuando nació el séptimo hijo el marido ya sospechaba de la muerte prematura de sus descendientes. Nació Aquiles, el séptimo hijo, y el marido de Tetis la sorprendió intentando quemarle también. Este lo impidió, pero Tetis se enfureció, como sólo las diosas saben hacerlo.

En otra ocasión, en su afán de hacer a Aquiles invulnerable, lo sumergió en las aguas mágicas de la Laguna Estigia. Su marido volvió a sorprenderla y no le dio tiempo a Tetis a terminar su ritual, por lo que el talón por el que sujetaba al niño no pudo mojarlo.

Como ya se conoce, Aquiles murió en la guerra de Troya por una flecha que le alcanzó el talón del cual era vulnerable.


Interpretación:

La interpretación más directa es la angustia que genera sentir que un hijo, a quien has criado y tanto quieres, sea vulnerable. Que le puedan hacer daño y sufra. La necesidad de protegerlo, de meter en una urna de cristal a ese ser tan querido para que no le pase nada. Porque si le pasara, ¿cómo me sentiría yo? ¿Cuánto hago para que él/ella no sufra? ¿O lo hago para no sufrir yo mismo?

¿Es necesario hacer pasar a los hijos por tanto esfuerzo? Apuntarles a mil extraescolares, idiomas o clases, ¿les hará necesariamente más felices en el futuro? ¿Estoy hipotecando el presente en aras de un futuro mejor para ellos, o lo hago para sentir la tranquilidad de que le he dado todo?

Por la idea de que no sufran cuando son adultos, a menudo lo hacen de niños, sometidos a esfuerzos y obligaciones. ¿Cuántas horas de juego, de diversión o de disfrute pierden los niños por ese miedo? Es más ¿Cuántas horas de juegos, de diversión o de disfrute pierden los padres con sus hijos por ese miedo?

 Se me ha quedado grabada la terrible imagen de Tetis quemando a su hijo. Una madre que amaba a sus hijos, deseaba protegerlos y cuya intención era darles una vida mejor. Deseaba que no les pasara nada malo y termina haciéndoles sufrir hasta causarles la muerte. Aboca a sus hijos a aquello que precisamente  quería evitarles a toda costa.

Cuando somos ya  adultos, a menudo repetimos el mismo patrón en nosotros mismos. Luchamos constantemente para estar preparados: estudiando, trabajando en exceso, estando en forma y bellos/as, buscando ser más y mejor. Labrándonos  un futuro más próspero  mientras el presente se nos va, poco a poco, escapando.  Como dijo el poeta “La vida es todo aquello que pasa mientras tú haces planes”.

Afloran nuestras inseguridades. No nos sentimos lo suficientemente preparados para salir y mostrar lo que somos. Necesitamos algo más, que nos haga sentirnos seguros. Si dejamos volar nuestra fantasía, los miedos son libres y a menudo  nos sentimos incapaces de enfrentarnos a ellos, no somos libres.

Debemos poner freno a nuestras ideas en muchas ocasiones irracionales, confiar en que somos capaces. Sin olvidar que somos mortales, que podemos fallar e incluso nos pueden hacer daño.  Me dijeron una vez “Si lo temes es porque lo deseas”, vamos a probar. El miedo a sufrir nos priva en ocasiones de algo que en el fondo deseamos.  

En nuestras relaciones con el otro,  a menudo somos demasiado exigentes. Buscamos que sea algo perfecto, sin darnos cuenta que solo está en nuestro imaginario. Buscando no sufrir. Qué mi relación sea idílica, mi media naranja. Imponemos, al otro y a mí mismo, sufrimientos para llegar a ser algo que, casi siempre, es imposible, y acabará destruyendo esa relación, que, de otro modo, podría ser tan satisfactoria. No somos conscientes de que disfrutar de lo que tenemos nos puede hacer más felices que llenar el ahora de discusiones y frustración, para conseguir una hipotética mejora para el futuro.

Cómo cuesta aceptar que soy así o el otro es así y nos empecinamos en cambiar, en que cambie. Destruyendo momentos de disfrute que con un puñado de tolerancia podríamos vivir. Sólo haría falta aceptar, mirar aquello que nos disgusta y tratarlo con respeto y a lo mejor un día sin saber por qué cambia o somos capaces de sentir cariño por algo que es parte de mí o de mi relación, aunque no sea perfecto.

Me llama la atención y me evoca este mito, lo que cuesta embarcarse en una relación. No hablo solo de pareja. Entrar en una relación, si tenemos el miedo que el otro nos va a hacer sufrir, si tememos que el otro no va a ser lo suficientemente perfecto, es mejor “quemarlo en el fuego” que más tarde me pueda hacer daño cuando ya le he cogido cariño.

 Este mito nos enseña  que no es necesario buscar ser perfectos, que podemos afrontar muchos desafíos, más de los que a menudo imaginamos. Incluso Aquiles acabó muerto y sólo tenía un punto débil y pequeñito y aun así, murió. Si esperamos ser invulnerables, llegar a ser perfectos para entrar en “batalla” permaneceremos en la retaguardia, sin pena ni gloria toda la vida.

Aunque  nos esforcemos en ser perfectos, esa misma búsqueda, nos impide fijar objetivos y la vista en algo que nos ayude a avanzar. Podemos obcecarnos en conseguir algo  que, quizás, ni siquiera existe más allá de nuestra fantasía. Y mientras tanto, no vemos nuevas oportunidades que nos permitirán disfrutar y vivir más momentos de ilusión y felicidad.

En absoluto quiero decir con esto que no debamos prepararnos, ni intentar superarnos. Ello, en sí mismo, es bueno, estimulante, fuente de grandes satisfacciones en el presente, y exquisitos frutos en el futuro.  La diferencia, se encuentra en la medida. Tetis se obsesionó, y  ahí el error. La obsesión, precisamente, frena aquello por lo que lucha, y es sin duda, un potente enemigo del éxito. Si a esto le unimos el miedo a sufrir, a que nos hagan daño, nos lleva a no vivir en primera persona, a ser espectadores de nuestra vida, en espera de una ocasión tan perfecta como imposible para poder saltar a la arena y demostrar lo que podemos realizar.

Dirigido:

A padres y educadores, para sopesar pros y contras. Incluso replantearse si la meta compensa el esfuerzo o sólo son los miedos los que afloran. Creo firmemente en el esfuerzo y la exigencia en la educación, pero tomando conciencia que no es gratis dicho esfuerzo. Qué prepararle para el futuro no es lo único que hace mejor persona a un niño.

A muchas personas que casi nunca se sienten capaces de afrontar dificultades o retos y se preparan durante años, pero no se deciden a volar, siempre encuentran motivos, peligros, excusas para no hacerlo. A quienes el miedo y sus propios fantasmas,  les hacen sentirse “pequeñito/a” y frágil.

A parejas que intentan empecinadamente que el/la otro/a cambien, sean como ellos desean en su fantasía, y no disfrutan de lo que realmente tienen, menospreciando el sufrimiento que ello ocasiona a ambos. Y olvidando o sin saber que, quizá aprendiendo a disfrutar  de aquello que no nos gusta, será precisamente lo que nos hará más perfectos. Será, lo que nos haga libres.