jueves, 8 de diciembre de 2011

Mito de Tetis y Aquiles

Se dice que Tetis era una diosa y como tal inmortal. Como la mayoría de las diosas muy bella. En una ocasión se comenta que fue cortejada por Poseidón e incluso por el mismísimo Zeus. Pero un oráculo había dictado, que el hijo que engendre Tetis, sería más poderoso que su padre, por lo que ambos dioses se abstuvieron y permitieron a un mortal que la sedujera.

Tetis no deseaba esta unión, puesto que los hijos que diera a luz serían mortales. Contrajo matrimonio y tuvo varios hijos. Se obsesionó con esta idea y deseaba con todas sus fuerzas convertirlos en inmortales. Recién nacidos los quemaba con fuego, con el fin de hacerlos inmortales. Sus hijos fallecían uno detrás de otro. Ninguno conseguía sobrevivir. Cuando nació el séptimo hijo el marido ya sospechaba de la muerte prematura de sus descendientes. Nació Aquiles, el séptimo hijo, y el marido de Tetis la sorprendió intentando quemarle también. Este lo impidió, pero Tetis se enfureció, como sólo las diosas saben hacerlo.

En otra ocasión, en su afán de hacer a Aquiles invulnerable, lo sumergió en las aguas mágicas de la Laguna Estigia. Su marido volvió a sorprenderla y no le dio tiempo a Tetis a terminar su ritual, por lo que el talón por el que sujetaba al niño no pudo mojarlo.

Como ya se conoce, Aquiles murió en la guerra de Troya por una flecha que le alcanzó el talón del cual era vulnerable.


Interpretación:

La interpretación más directa es la angustia que genera sentir que un hijo, a quien has criado y tanto quieres, sea vulnerable. Que le puedan hacer daño y sufra. La necesidad de protegerlo, de meter en una urna de cristal a ese ser tan querido para que no le pase nada. Porque si le pasara, ¿cómo me sentiría yo? ¿Cuánto hago para que él/ella no sufra? ¿O lo hago para no sufrir yo mismo?

¿Es necesario hacer pasar a los hijos por tanto esfuerzo? Apuntarles a mil extraescolares, idiomas o clases, ¿les hará necesariamente más felices en el futuro? ¿Estoy hipotecando el presente en aras de un futuro mejor para ellos, o lo hago para sentir la tranquilidad de que le he dado todo?

Por la idea de que no sufran cuando son adultos, a menudo lo hacen de niños, sometidos a esfuerzos y obligaciones. ¿Cuántas horas de juego, de diversión o de disfrute pierden los niños por ese miedo? Es más ¿Cuántas horas de juegos, de diversión o de disfrute pierden los padres con sus hijos por ese miedo?

 Se me ha quedado grabada la terrible imagen de Tetis quemando a su hijo. Una madre que amaba a sus hijos, deseaba protegerlos y cuya intención era darles una vida mejor. Deseaba que no les pasara nada malo y termina haciéndoles sufrir hasta causarles la muerte. Aboca a sus hijos a aquello que precisamente  quería evitarles a toda costa.

Cuando somos ya  adultos, a menudo repetimos el mismo patrón en nosotros mismos. Luchamos constantemente para estar preparados: estudiando, trabajando en exceso, estando en forma y bellos/as, buscando ser más y mejor. Labrándonos  un futuro más próspero  mientras el presente se nos va, poco a poco, escapando.  Como dijo el poeta “La vida es todo aquello que pasa mientras tú haces planes”.

Afloran nuestras inseguridades. No nos sentimos lo suficientemente preparados para salir y mostrar lo que somos. Necesitamos algo más, que nos haga sentirnos seguros. Si dejamos volar nuestra fantasía, los miedos son libres y a menudo  nos sentimos incapaces de enfrentarnos a ellos, no somos libres.

Debemos poner freno a nuestras ideas en muchas ocasiones irracionales, confiar en que somos capaces. Sin olvidar que somos mortales, que podemos fallar e incluso nos pueden hacer daño.  Me dijeron una vez “Si lo temes es porque lo deseas”, vamos a probar. El miedo a sufrir nos priva en ocasiones de algo que en el fondo deseamos.  

En nuestras relaciones con el otro,  a menudo somos demasiado exigentes. Buscamos que sea algo perfecto, sin darnos cuenta que solo está en nuestro imaginario. Buscando no sufrir. Qué mi relación sea idílica, mi media naranja. Imponemos, al otro y a mí mismo, sufrimientos para llegar a ser algo que, casi siempre, es imposible, y acabará destruyendo esa relación, que, de otro modo, podría ser tan satisfactoria. No somos conscientes de que disfrutar de lo que tenemos nos puede hacer más felices que llenar el ahora de discusiones y frustración, para conseguir una hipotética mejora para el futuro.

Cómo cuesta aceptar que soy así o el otro es así y nos empecinamos en cambiar, en que cambie. Destruyendo momentos de disfrute que con un puñado de tolerancia podríamos vivir. Sólo haría falta aceptar, mirar aquello que nos disgusta y tratarlo con respeto y a lo mejor un día sin saber por qué cambia o somos capaces de sentir cariño por algo que es parte de mí o de mi relación, aunque no sea perfecto.

Me llama la atención y me evoca este mito, lo que cuesta embarcarse en una relación. No hablo solo de pareja. Entrar en una relación, si tenemos el miedo que el otro nos va a hacer sufrir, si tememos que el otro no va a ser lo suficientemente perfecto, es mejor “quemarlo en el fuego” que más tarde me pueda hacer daño cuando ya le he cogido cariño.

 Este mito nos enseña  que no es necesario buscar ser perfectos, que podemos afrontar muchos desafíos, más de los que a menudo imaginamos. Incluso Aquiles acabó muerto y sólo tenía un punto débil y pequeñito y aun así, murió. Si esperamos ser invulnerables, llegar a ser perfectos para entrar en “batalla” permaneceremos en la retaguardia, sin pena ni gloria toda la vida.

Aunque  nos esforcemos en ser perfectos, esa misma búsqueda, nos impide fijar objetivos y la vista en algo que nos ayude a avanzar. Podemos obcecarnos en conseguir algo  que, quizás, ni siquiera existe más allá de nuestra fantasía. Y mientras tanto, no vemos nuevas oportunidades que nos permitirán disfrutar y vivir más momentos de ilusión y felicidad.

En absoluto quiero decir con esto que no debamos prepararnos, ni intentar superarnos. Ello, en sí mismo, es bueno, estimulante, fuente de grandes satisfacciones en el presente, y exquisitos frutos en el futuro.  La diferencia, se encuentra en la medida. Tetis se obsesionó, y  ahí el error. La obsesión, precisamente, frena aquello por lo que lucha, y es sin duda, un potente enemigo del éxito. Si a esto le unimos el miedo a sufrir, a que nos hagan daño, nos lleva a no vivir en primera persona, a ser espectadores de nuestra vida, en espera de una ocasión tan perfecta como imposible para poder saltar a la arena y demostrar lo que podemos realizar.

Dirigido:

A padres y educadores, para sopesar pros y contras. Incluso replantearse si la meta compensa el esfuerzo o sólo son los miedos los que afloran. Creo firmemente en el esfuerzo y la exigencia en la educación, pero tomando conciencia que no es gratis dicho esfuerzo. Qué prepararle para el futuro no es lo único que hace mejor persona a un niño.

A muchas personas que casi nunca se sienten capaces de afrontar dificultades o retos y se preparan durante años, pero no se deciden a volar, siempre encuentran motivos, peligros, excusas para no hacerlo. A quienes el miedo y sus propios fantasmas,  les hacen sentirse “pequeñito/a” y frágil.

A parejas que intentan empecinadamente que el/la otro/a cambien, sean como ellos desean en su fantasía, y no disfrutan de lo que realmente tienen, menospreciando el sufrimiento que ello ocasiona a ambos. Y olvidando o sin saber que, quizá aprendiendo a disfrutar  de aquello que no nos gusta, será precisamente lo que nos hará más perfectos. Será, lo que nos haga libres.

6 comentarios:

animanegra dijo...

Esta guai todo lo que has puesto. Pero creo que el rollo tiraba mas por la vanidad de tetis que por preocuparse de la seguridad de sus hijos y de lo que les pueda pasar por ser mortales. En plan tengo hijos que no van a ser de mi estatus y no lo puedo permitir.
Al menos ese es mi punto de vista, si no te gusta tengo otros. :D

Anónimo dijo...

Haría cualquier cosa para que a mis hijos no les suceda nada sin embargo debo aceptar que ellos tienen su vida y cuanto más quiera uno protegerlo más expuestos quedarán. es inevitable que corran riezgos, y muchas veces hay que asumirlos. Solo ellos pueden enfrentar sus propias debilidades.

Mikel Oier Berastegui dijo...

No había visto esa interpretación, gracias por tu aportación "animanegra". Me resulta muy interesante y abre un campo enorme.
Me encantaría leer todo lo que te viene a la cabeza.
La idea del blog es simplemente que te dice a tí, no busco la interpretación correcta si no aquello que te dice a ti este mito. Un abrazo

Maite dijo...

Aunque no dudo que Animanegra tiene razon, a mi me parece superinteresante, ademas de acertada, la reflexion que haces acerca de la superproteccion paterna, que como bien sabemos puede ser muy dañina,e incluso hay quien la considera una forma de maltrato. Cuando tratamos de evitar que otras personas asuman riesgos, estamos tambien negandoles la posibilidad de adquirir herramientas de afrontacion y negandoles el aprendizaje que puede suponer tambien el fallar o resultar herido. A parte de que no dejar a alguien asumir riesgos, puede mandarle el mensaje de que no creemos que sea capaz de superarlo por si mismo.
Igual de interesante me parece el no pretender mantenernos alejados de el riesgo al dolor o el fracaso, o el intentar siempre cambiar el entorno (o a nosotros mismos) a "mejor" en lugar de disfrutar de lo que tenemos aqui y ahora desde el respeto y la aceptacion.
A pesar de todo esto, he de reconocer que no es facil ver y dejar a quien quieres acercarse al "peligro", y permanecer tranquilo confiando en que sabra salir adelante.
Una maravilla este blog Mikel, sigue adelante!!
Un beso gordo.

Anónimo dijo...

Yo he pensado lo mismo que Aminanegra...
Al leer tu reflexión Mikel me ha parecido muy interesante también lo que comentas.
- Primer punto: Quiero hablar de los Dioses Poseidón y Zeus. Vaya, vaya...Que simpáticos por no decir otra palabra, jejej. Así que deciden no ser los padres del futuro hijo de Tetis porque éste sería más poderoso que él...
¿No queremos lo mejor para nuestros hijos? ¿No luchamos cada día para que sean mejores personas? Vale, son Dioses... pero yo que soy Diosa a mi manera, me encantaría que mis hijos fueran poderosos, en el sentido de excelentes personas. ¿De qué tienen miedo Poseidón y Zeus? Me parece que el Ego les ciega y es una pena que por él no puedan experimentar lo que es ser padres.

- Punto dos: Tetis. No deseaba la unión con un mortal, tenía que ser de su mismo "estatus social (bueno, más bien divino)económico" para que el niño continuara el legado. Finalmente acepta, con mortales, tener hijos. Aunque a mi percepción esta unión es simplemente "un medio" para conseguir su fin: tener hijos. Vale, una vez conseguido el fin intenta por todos los medios que sean como ella:inmortales. Se olvida de disfrutar de ellos tal y como son, e intenta por todos los medios conseguir algo que sabe que jamás sucederá. El orgullo de madre Diosa y la Vanidad le pueden. ¿Cómo va a ser madre de mortales, siendo ella inmortal? ¡Que vergüenza! ¡Que horror! Esto le constó la vida a 6 de sus 7 hijos....

Mi conclusión personal es que a veces queremos que nuestros hijos sean como nosotros queremos, o como nosotros somos, olvidándonos de su libertad y su manera de ser, de su esencia.
Cuando tenemos hijos queremos lo mejor para ellos, desde luego. Todo lo que hacemos por nuestros hijos lo hacemos con la certeza de que es por su bien, si no no lo haríamos... Pero ¿hasta que punto? ¿Dónde está el límite?

Pili.

Anónimo dijo...

Con este mito, me acabo de acordar de esta frase que me dijo un gran amigo:
"Guarda a cada persona cerca de tu corazón, porque algún día puedes despertar y comprender que perdiste un diamante mientras estabas muy ocupado coleccionando piedras".

Pili